VIII
Nada ni nadie
puede contra las olas:
miradas de amor o desprecio
se ahogan en la espuma de las orillas,
en el vuelo al ras del ave.
El aire,
la sal,
y los barcos son
para olvidar.
Cuando en las piedras me siento
todo huye de mí,
todo es posible.
El sol es el abrazo cálido
que no me han dado
y tengo la certeza
de que me conformo.
Cuando regreso
traigo conmigo el mundo,
la belleza, el comienzo.
Cuánto se nos ha dado
sólo por existir.
puede contra las olas:
miradas de amor o desprecio
se ahogan en la espuma de las orillas,
en el vuelo al ras del ave.
El aire,
la sal,
y los barcos son
para olvidar.
Cuando en las piedras me siento
todo huye de mí,
todo es posible.
El sol es el abrazo cálido
que no me han dado
y tengo la certeza
de que me conformo.
Cuando regreso
traigo conmigo el mundo,
la belleza, el comienzo.
Cuánto se nos ha dado
sólo por existir.
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