La Marioneta
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_Suponen los ingenuos que contra mi voluntad me sacan del cajón en que vivo y me ponen a bailar.
Si aludiendo a mi condición genérica determino: "la vida de la marioneta no es fácil", encuentro serias oposiciones de aquellos que sostienen que para considerar que un ente posee vida debe reunir ciertas condiciones. Según estos individuos racionales no hay manera de demostrar que pienso. Y aunque yo exponga estas cuestiones con la máxima claridad posible no les basta. Necesitan observar y experimentar los hechos. Se preguntan por qué recurro a otros para expresarme. La respuesta es sencilla y clara: quiero mantenerme en el límite entre fantasía y realidad. Cuando alguien llora es por que un dolor ha lastimado mis algodoncitos. No produzco lágrimas pero ustedes sí. Todos los orgasmos del mundo me pertenecen, al igual que todos los sabores de helados que existen. Sonrío cuando hago que dos enamorados se besen, se ven tan reales que mi corazón de madera se colma, explota en alguien que quizá en ese momento contempla una catedral o un pájaro. A veces me paso de la raya, un humano cualquiera está tomando mate en soledad y de pronto se siente feliz. No sabe por qué. Cree que es el mate. Y no. Soy yo, la marioneta, la que mueve los hilos.
Decidí vivir entre ustedes, pasar desapercibida, ser una más. Y en este instante se los cuento así.
Si sólo trapo y madera ven en mí, habré cumplido mi objetivo. Porque este cajón lleno de polvo, sensible al tacto, es parte de la magia de la obra.
_Suponen los ingenuos que contra mi voluntad me sacan del cajón en que vivo y me ponen a bailar.
Si aludiendo a mi condición genérica determino: "la vida de la marioneta no es fácil", encuentro serias oposiciones de aquellos que sostienen que para considerar que un ente posee vida debe reunir ciertas condiciones. Según estos individuos racionales no hay manera de demostrar que pienso. Y aunque yo exponga estas cuestiones con la máxima claridad posible no les basta. Necesitan observar y experimentar los hechos. Se preguntan por qué recurro a otros para expresarme. La respuesta es sencilla y clara: quiero mantenerme en el límite entre fantasía y realidad. Cuando alguien llora es por que un dolor ha lastimado mis algodoncitos. No produzco lágrimas pero ustedes sí. Todos los orgasmos del mundo me pertenecen, al igual que todos los sabores de helados que existen. Sonrío cuando hago que dos enamorados se besen, se ven tan reales que mi corazón de madera se colma, explota en alguien que quizá en ese momento contempla una catedral o un pájaro. A veces me paso de la raya, un humano cualquiera está tomando mate en soledad y de pronto se siente feliz. No sabe por qué. Cree que es el mate. Y no. Soy yo, la marioneta, la que mueve los hilos.
Decidí vivir entre ustedes, pasar desapercibida, ser una más. Y en este instante se los cuento así.
Si sólo trapo y madera ven en mí, habré cumplido mi objetivo. Porque este cajón lleno de polvo, sensible al tacto, es parte de la magia de la obra.
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